13 febrero 2025

Dedicatoria de graduación Javier Masaquiza Jerez

 DEDICATORIA

A la memoria de mi abuelo, Luis Jerez (+), nuestro querido -Taita Lluyi, cuya vida estuvo marcada por la lucha, el sacrificio y el amor inquebrantable por su familia.

Un escrito del año 1952, de un voluntario del Cuerpo de Paz, lo describía como un hombre analfabeto, porque su padre le prohibió ir a la escuela; un agricultor pobre, pero con una riqueza invaluable en valores y principios. No encontró el tiempo ni el espacio para romper esas barreras, pero comprendió con claridad la importancia de la educación. Con visión y valentía, envió a su hija de 15 años a un colegio de la ciudad de Baños – Tungurahua para que se convirtiera en maestra de la única escuela existente en la comunidad, sembrando así la semilla del conocimiento en nuestro pueblo. Taita Lluyi soñó con que sus hijos fueran "gente", "personas decentes", y no "animales como nosotros", según su propio relato. No vivió para ver la magnitud de su coraje ni la trascendencia de su determinación, pero su legado perdura. 

Hoy, sus hijos y nosotros, sus nietos, llevamos con orgullo el conocimiento y la sabiduría que él sembró, honrando el gran “Ayllu” que formó y al que pertenezco con profundo respeto y gratitud. Por su lucha, por su amor, por su sueño, “Kaimicanchi, kaibimicanchi” “Esto somos y aquí estamos”.

A mi madre, Francisca Jerez, quien, tal como lo soñó mi abuelo, se convirtió en maestra, dejando una huella imborrable en nuestra historia. No solo educó a generaciones enteras en nuestro pueblo y en la ciudad, sino que también fundó dos escuelas, convirtiéndose en un faro de conocimiento y esperanza para muchos. Con su esfuerzo incansable, no solo labró su propio camino, sino que también guió el de sus hermanos, acompañándolos en su proceso académico. Su entrega, su sacrificio y su amor por la enseñanza han sido el cimiento de nuestro hogar y de tantas otras vidas que tocó con su vocación. Irónicamente, fui yo, su último hijo, quien más tardó en darle este gran logro. Pero hoy, madre amada, quiero decirte que sin ti nada de esto hubiera sido posible. Por ti, por tu amor infinito, te debo la vida entera.

A mí padre Rudy Masaquiza, gracias.

A mi amada esposa, Paulina Jerez, por ser mi compañera incondicional, por su paciencia infinita y por sostenerme en cada paso de este camino. Sin tu apoyo, amor y comprensión, este logro no habría sido posible. Gracias por creer en mí incluso en los momentos más difíciles.

A mis hijos, Zoe Kany y Nil Kany, quienes son mi mayor inspiración. Todo lo que hago es por ustedes, para que siempre vean en el esfuerzo y la dedicación un camino hacia sus propios sueños. 

A mi única hermana, Mirian, a su esposo Oscar, y a mis sobrinos Amaya Kany y Noa Kany, gracias por su apoyo incondicional y por acompañarme en este proceso. Su presencia, sus palabras de aliento y el lazo que nos une han sido un pilar fundamental en este camino. En memoria de nuestro “Ayllu”, este logro es también suyo.

Con amor y gratitud eterna.

Javier

UNIANDES, Ibarra 13 de febrero de 2025.