07 noviembre 2009

Teñido Salasaka

En el Cantón Pelileo, provincia del Tungurahua, se asienta el pueblo kichwa Salasaka, conocido por su actividad textil relacionada con la manufactura de tapices. Desde tiempos inmemoriales las mujeres hilaron lana, que los hombres se encargaban de tejerla. De esta forma, se abastecieron para elaborar prendas femeninas: anacos, rebozos, llicllas, fajas, etc., así como ponchos y para una especie de bufanda que se la denominaba “rebozo”, a la que dan diferente uso hombres y mujeres.

Aunque todavía se observa que ciertas prendas de la indumentaria Salasaka tienen origen artesanal –hilado a mano y tejido en telar de cintura o pedales- es notorio que cada vez con mayor fuerza se introducen los tejidos industriales y el uso de fibras como el orlón que reemplazan a la lana.

En cuanto al tejido de tapices, en este oficio se ocupan preferentemente los jóvenes y lo hacen no solo en la comunidad, sino que van a lugares de gran comercio textil, como Otavalo, a instalar sus propios talleres, o trabajar para indígenas otavaleños que los contratan para tejer tapices con diseños y técnicas adoptados por los salasakas.

Teñido Salasaka
Sin embargo del aprovechamiento de nuevas tecnologías textiles, de la adopción de nuevas materias primas, de la utilización de colorantes químicos para teñir la lana, los salasacas tienen el conocimiento y la práctica para el teñido de sus prendas de vestir a partir de la cochinilla, que se sigue cultivando como algo muy apreciado en Patoloma, en Wasalata, en la cabecera parroquial –Salasaka- , en Pucará y en el Rosario.

A pesar de que se considera que los colorantes químicos han reemplazado totalmente a los de origen natural, los Salasacas siguen sembrando el cactus de la cochinilla (nopalea cochenillifera) y cuidando pacientemente los insectos que crecen allí (cocus cacti). Este es un insecto hemíptero originario de México, se alimentan del penco. Para teñir se recolectan solamente las hembras. Los machos dejan de alimentarse cuando pasan del estado de ninfa al estado adulto y mueren en cuanto han fecundado a la hembra. La cochinilla tiene unos 2 mm. de largo, color rojo y forma ovalada.

Cochinilla
La recolección de la cochinilla se hace cada cuatro meses, y por parte de las mujeres. Los insectos recolectados se los coloca en un recipiente de madera, se los aplasta con una pequeña piedra redonda. Una vez que se que se ha formado una pasta homogénea se la moldea, dándole la forma de un pan, que se lo pone a secar sobre hojas de higuerilla. El secado se lo hace al sol y una vez seca se lo guarda por un buen tiempo antes de usarla . Del teñido con cochinilla se obtiene un color morado oscuro, que en tres gradaciones diferentes recibe los nombres en quichua de: maqui puca, poroto puca y puca claro (literalmente significa: mano roja, fréjol rojo, y rojo claro).

Las tres tonalidades de rojo solo se tiñen en el mes de junio, para la fiesta del Inti Raymi, por cuanto la planta de ñachac que sirve para hacer una tintura previa a la tela, antes de emplear la cochinilla, florece únicamente en esa época. El color morado puede hacerse en cualquier época del año pues con facilidad se consiguen hojas y ramas de la planta puma maqui. En octubre se hacen mingas para recoger plantas tintóreas.

El teñido lo hacen de preferencia las mujeres, aunque también hoy en día hay hombres que se dedican a esta tarea.

Antes de teñir, el tejido hay que someterlo a un lavado con el zumo obtenido de las hojas machacadas de cabuya blanca, llamada alanga, este lavado tiene como propósito eliminar la grasa de la fibra, ya que de no proceder así el colorante no penetra uniformemente en la misma. La tendencia observada es que solamente las personas mayores siguen la tradición del cultivo y uso de la cochinilla. Existen diferentes procesos para teñir el morado y el rojo

Fuente: Basado en Textiles y Tintes, CIDAP, Foncultura, 1988.

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